Cuando tu hijo ya no disfruta jugando

No siempre se rinden por falta de talento. A veces es por falta de paz. Esta es la imagen de eso que no se dice.

5/14/2025

Cuando tu hijo ya no disfruta jugando

Hay un momento en el que lo notas.

No te lo dice con palabras, pero lo ves en su cara antes de ir al entrenamiento.
Ya no se ilusiona con el partido del sábado. Ya no sonríe cuando entra al campo.
Empieza a decir que le duele la barriga. O que prefiere quedarse en casa.

Y tú, como madre o padre, entras en duda:
¿Le pasa algo? ¿Es solo una mala racha? ¿Está cansado? ¿Se está rindiendo?

Lo que quizás no sabes es que ese silencio no siempre es falta de ganas.
A veces, es presión emocional acumulada.

El fútbol, cuando deja de ser juego

Hay chicos y chicas que juegan con miedo.
Miedo a fallar. Miedo a no estar a la altura. Miedo a decepcionar.

Y no siempre es por lo que pasa en el campo.
Muchas veces es por lo que sienten fuera de él:
expectativas, comparaciones, exigencias sutiles.
Frases que parecen normales pero que pesan:

  • “Tienes que dar más si quieres llegar”

  • “¿Viste cómo jugó tu compañero?”

  • “Si no entrenas con intensidad, te van a quitar el sitio”

No se dicen con maldad. Se dicen con amor.
Pero muchas veces, ese amor se traduce en presión.

Qué hacer como padre o madre

  1. Escúchalo sin corregirlo
    A veces no necesita que le expliques nada. Solo que le escuches sin juicio.

  2. Hazle saber que su valor no está en su rendimiento
    No es mejor hijo por jugar bien, ni peor por fallar.

  3. Dale permiso para parar (si lo necesita)
    A veces necesitan aire, no más motivación.

  4. Recuérdale que no está solo
    El fútbol también se siente. No todo se soluciona en el campo.

Para cerrar

No estás fallando como padre o madre.
Estás acompañando como sabes.
Y por estar aquí, leyendo esto, ya estás haciendo algo importante: cuestionarte con amor.

Ojalá esta guía, este espacio, este proyecto… te sirva.

Bienvenid@ a FútbolConfidencial.